viernes, 15 de diciembre de 2017

Desafío de los 30 días, día 15



15.- Un juego que compraste e inesperadamente te sorprendió para bien.

Esta es muy fácil: Stormbringer.

Esto viene de aquellos comienzos roleros míos, de cuando sólo me interesaban D&D y el Señor de los Anillos. Ocurrió que un día vi el manual de Stormbringer en la estantería de mi librería y me llamó la atención su portada (eran los noventa e internet estaba lejos de entrar en mi vida y tampoco había forma de informarse sobre tal o cual publicación).

Yo no conocía nada sobre la obra de Moorcock, pero esa ilustración de la portada me sugería algo muy metalero y además, estaba editado por JOC, lo cual a mi entender, era como una especie de marca de confianza, así que lo compré sin prestar mucha atención al resto de detalles...Y el resultado fue genial, porque significó mi entrada a dos cosas que me han estado acompañando desde aquel momento hasta hoy. Por un lado, fue mi primer libro del género de fantasía oscura. Y del otro, supuso mi introducción al sistema D100, que es quizás, mi sistema rolero favorito, merced a algunos de los que pueden contarse con los dedos de una mano.

Lo cierto es que estoy hablando muy poco de Runequest en el desafío de este año, y no entiendo por qué no ha salido antes el tema. Siempre he preferido el sistema percentil antes que cualquier otro. Recordadme que luego vuelva a tocar lo mismo en la entrada en la que se habla del análisis matemático de juegos.


Curiosamente, lo primero que quise adaptar a Elric fue el videojuego de Secret of Mana. Su sistema de invocación de demonios me parecía muy similar a los Espíritus Elementales del Maná. 


Pasaron como unos quince años hasta que cayeron en mis manos las novelas del Michael Moorcock y fue entonces cuando descubrí una prosa muy rápida, muy ligera y en la que casi continuamente están pasando cosas frente a la literatura, a veces puramente contemplativa de otros autores fantásticos como Tolkien.

El descubrimiento fue, por tanto, doble. Hoy en día ambas cosas me gustan mucho y ese fue el juego con el que me asomé al borde de todo un mundo que aún estaba por descubrir. Lo más gracioso es que no conseguí convencer a un grupo de amigos para tocar el juego hasta casi diez años después desde que lo compré, y apenas un año más tarde salió Elric, de la Factoría de Ideas.

A partir de ahí las partidas en el universo del albino se fueron sucediendo con una naturalidad casi exponencial. Otro amigo mío se compró el juego y comenzó a dirigir y no había prácticamente una semana en la que uno u otro no se sentase como director (o incluso codirector) de juego. En fin, que tengo un recuerdo muy agradable sobre el descubrimiento de este juego y su posterior puesta en escena.

Y eso ha sido todo por hoy. Si queréis mirar las entradas del resto de participantes, podéis hacerlo pinchando aquí.

Mañana mismo, ¡más cosas!

2 comentarios:

  1. Y tan metalera, como que parecía una portada de BÖC o de Hawkwind.

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    1. Si! mi tío tenía algunos discos de Hawkwind y la verdad es que es a eso (entre otros grupos), a lo que se me asemejaba. Lo cierto es que Elric es bastante metalero. No andaba yo muy equivocado respecto a eso.

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