domingo, 9 de julio de 2017

Waxworks



Este es uno de esos videojuegos que conforme han ido pasando los años he descubierto que me ha ido gustando cada vez más. Me explico. Hay ocasiones en las que, especialmente con juegos desarrollados en polígonos, cuando tengo una memoria lejana de su jugabilidad por haberlos tocado hace unos cuantos años, me los vuelvo a instalar y me pego un tortazo con la realidad que me quedo pensando, ¿qué diablos le vería yo a este engendro en su momento?

Sin embargo, Waxworks posee una estética tan ochentera, tan exageradamente plagada de violencia y casquería de serie B, que conforme pasa el tiempo intento volver a visitarlo cuando tengo oportunidad. Me ocurre lo mismo con pelis como Noche de Miedo o un Hombre Lobo Americano en Londres y sus marionetas del estudio de Henson. Estamos una aventura de terror en primera persona, que combina peculiarmente el género point&click y el rol, en la que intentamos salvar a nuestra familia de una antigua maldición que la malvada bruja Ixona nos ha lanzado, y que nos ha estado atormentando durante generaciones.

El manual que venía en su caja nos explicaba en forma de corta novela, que después de la muerte de nuestro tío, recibimos inesperadamente en herencia su macabro museo de cera, donde pronto se descubre que esas grotescas exhibiciones son en realidad, portales hacia ciertos puntos de la historia dramáticamente modelados para intentar salvarnos el pellejo.

No estamos del todo sólos en nuestra andadura; pues a pesar de estar muerto, podíamos contactar con nuestro tío para recibir sus consejos a través de su bola de cristal.


Al parecer, el nacimiento de gemelos en nuestra línea de sangre resulta premiado con que uno de ellos se convierta en un retorcido siervo de Beelzebub, mientras que el otro queda irremediablemente condenado a enfrentarse a él. Por tanto, nuestro destino consiste en cruzar los portales encarnados en los zapatos de nuestros predecesores, para poner las cosas en orden y cantarle las peras al cuarto a nuestro hermanito de turno.

Para derrotar a cada gemelo malvado será necesario que retrocedamos hasta una pirámide en el antiguo Egipto, el nebuloso Londres victoriano dónde nuestro hermano no es otro que Jack el Destripador, y un pozo minero plagado de sectarios mutantes.

El juego utiliza el motor AberMUD, cuyas últimas siglas significan Multi-User Dungeon, lo cual es ciertamente descriptivo de lo que nos vamos a encontrar.


Cada nivel posee su propio estilo de juego. La pirámide, lógicamente está basada en puzles, rompecabezas y trampas con muy mala leche. En Londres deberemos hacer uso del sigilo y la evasión para evitar que nos confundan con nuestro hermano y nos terminen midiendo le lomo. El cementerio es pura acción, y finalmente el nivel de las minas se parece a una especie de proto-Resident Evil dónde nuestra mejor arma posee munición muy limitada.

No, me temo que la policía no nos va a ser especialmente favorable cuando se nos ocurra vagabundear por Whitechapel, con aspecto sospechoso y a altas horas de la madrugada.


Si lográbamos cumplir todas nuestras tareas, podíamos atravesar un último portal que nos llevaba hasta el cementerio dónde tenía lugar el enfrentamiento final con la bruja y su legión de zombis, para doblegarla y terminar para siempre con sus históricos mamoneos, (aunque hay que decir que el final resultaba muy inesperado). La aventura no era nada fácil, y eran especialmente notorias las mil y una escenas gore, donde nuestro personaje sufría un destino brutal por tan sólo un mínimo error o pequeño descuido.

El prota, desviviéndose por un Pictolín.


El juego fue desarrollado por Horrorsoft, los mismos de la serie Elvira, del cual ya reseñé el primer juego en los comienzos del blog, y fue lanzado en 1992 como sucesor espiritual de ese mismo estilo jugable, de manera que muchos de sus detalles también están presentes aquí, como por ejemplo, el sistema de protección anti-copia, en el que el lóbrego mayordomo de nuestro tío enfundado en su traje de comunión nos preguntaba por nuestro ticket al intentar entrar al museo, y el estilo de combate.

El nivel de los mutantes era de mis favoritos. He intentado varias veces versionearlo para jugar en plan D&D, pero por el momento me ha podido la pereza.


En Waxworks, cuando nos encontramos con un enemigo puedes hacer clic con el ratón para golpearle o defenderte sobre partes específicas del cuerpo. Cuesta un poco pillarle el truquillo y si no recuerdo mal, como en Elvira, cuando recibimos palos esto se traduce en penalizaciones según la localización, del mismo modo que reventar zombis a golpes en la cabeza hace que estos pierdan precisión en sus ataques y las heridas que les hacemos se muestran en pantalla según dónde les aticemos. Eso me recuerda al viejo Chivalry de Games Workshop.

Skyrim y otros juegos por el estilo poseen un sistema de combate heredero de estos primeros juegos, pero no es ni por asomo tan táctico.


Matar enemigos nos proporciona experiencia para ir subiendo de nivel, del mismo modo que también se nos dan puntos por explorar los escenarios. De hecho, en el escenario de Londres sólo podremos subir de nivel de esta forma. Y los enemigos cuyos cadáveres íbamos dejando sobre el camino cumplían también una segunda función, pues era un buen modo de orientarnos en unos niveles diseñados de un modo deliberadamente confuso, donde no más existen mapas que los que tú mismo te fabriques en casa con la libreta de cuadros.

La música corría a cargo de Gerald Woodroffe, teclista y compositor que en su día colaboró con Robert Plant y Black Sabbath.


Como podéis imaginar, este un juego bastante duro que exige mucha atención y dedicación, ya que debemos pensar nuestro siguiente paso casi constantemente para no tener que comenzar de nuevo desde cero. Aunque pienso que ello no impide, a pesar de no ser apto para todos los públicos, y especialmente con las dificultades para niñitos a las que los videojuegos actuales nos tienen sometidos, que desde una perspectiva más amplia podamos calificarlo como clásico de culto muy disfrutable.




2 comentarios:

  1. Todo un juegazo, sí señor. Y también me ha inspirado alguna que otra partida para"La Llamada de Cthulhu". Altamente recomendable. Gracias por la reseña!

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