sábado, 17 de junio de 2017

Tékumel, el Imperio del Trono Pétalo



Quería escribir sobre Tékumel, The Empire of the Petal Throne desde hace tiempo. Dyson, de Dyson Logos me lo recuerda constantemente con sus mapas del Inframundo de Jakallan y su campaña dirigida por James Maliszewski. Por si fuera poco, el otro día, leyendo aquí la anécdota de Gygax sobre el hombre enjoyado me volví a acordar de la novela del Hombre de Oro y eso fue el resorte que necesitaba para ponerme las pilas.

Tekumel es obra de Muhammad Abd al Rahaman Barker, profesor de urdu y lingüista. Su interés por los idiomas le viene curiosamente, porque en su niñez tenía un vecino amigo suyo que era vasco y ambos disfrutaban de la afición de conversar en secreto en la lengua de éste. También su mundo es un invento de esta primera época, pues en realidad todo esto fue concebido durante los años cuarenta.

La ilustración de portada de la caja es de lo más feo que me he echado a la cara en mucho tiempo. Incluso las portadas del fanzine mejoran en mucho su pobre presentación.


Barker, además de profesor también era gamer ocasional, de manera que atraído por los primeros momentos de éxito de D&D, decidió plasmar por escrito su propio trasfondo y sus reglas. Para ello, al igual que Tolkien, contruyó Tékumel sobre una serie de principios que os resultarán familiares: Primero diseñó el lenguaje, luego una sociedad y su cultura alrededor de ese lenguaje, y por último un suntuoso universo milenario. El resultado es el primer trasfondo de juego editado en caja (1975) y el primero en orden de existencia, dado que el Greyhawk incluido en los folletos de la caja blanca no puede considerarse un Vademecum de Campaña propiamente dicho. 

Tékumel es un planeta alienígena, donde un cataclismo cómico dejó atrapados a sus colonizadores humanos eones atrás. Un mundo que tiene su origen en la ciencia ficción, y que fue terraformado y modificado incluso en el curso de su órbita para parecerse a la Tierra.

Este es un trasfondo que deja de lado el medievo tal y como lo entendemos en occidente para sumergirse en el rico trasfondo de mitologías como la hindú.


Dicen que cuando los exploradores humanos llegaron a Tékumel, todo estaba invadido de criaturas hostiles y vegetación venenosa. La metamorfosis fue un arduo proceso en el que las selvas el color de la sangre fueron deforestadas y las especies nativas más agresivas como los Ssü y los Hlüss, fueron desterradas a las reservas, en los confines de la civilización. Y allí, estas especies medraron en la sombra. Pronto llegaron a Tékumel varios alienígenas, aliados y enemigos de la humanidad, procedentes de las guerras interestelares. Pero todos quedaron repentinamente atrapados en una dimensión desconocida.

Las noches se volvieron pura negrura, pues no había estrellas en el cielo. Las ciudades murieron y los ríos se desbordaron. La vida se abrió camino en plena barbarie descontrolada y en sus antiguos reductos, Ssü y los Hlüss vieron su oportunidad. Algunas especies, como los humanos y las hormigas triunfaron, pero otras fueron sustituídas por sus competidores. Sólo el más acto sobrevivió y así, sus descendientes gobernaron.

Un simpático Ssü, bailando sardanas.


Tan pronto como las máquinas quedaron en silencio, el hombre se vio obligado a adaptarse a una vida de escasas comodidades; por desgracia, Tékumel es un planeta muy pobre en minerales, de manera que hay apenas hierro y acero disponible.

Hoy en día, los humanos que quedan este lugar son descendientes de los antiguos terrestres.

Desconectados de su propio pasado, las lenguas de estos habitantes y sus intrincadas tradiciones descienden de una mezcla asiática, árabe y mesoamericana, y buena parte de la magia que puede hallarse en Tékumel proviene de sus viejos elementos tecnológicos abandonados, a los que hay que sumar, los hechizos concedidos por poderosos dioses extradimensionales de este nuevo universo, que representan la eterna lucha polarizada entre el Orden y el Caos.  Por cierto, tampoco existen caballos, pues nunca llegaron a ser introducidos con éxito en este nuevo ecosistema, pero sí los perros y gatos, pues éstos sobrevivieron al Tiempo de la Oscuridad.

Esto que se ve ahí al fondo es un Chlén, lo más parecido a un caballo que se puede encontrar por estos parajes. Su piel es tan gruesa que sirve para fabricar armas y armaduras.


Tékumel es un mundo muy cálido, por lo que la desnudez causal es bastante común, particularmente en las clases bajas, y la sociedad está estratificada en diferentes clanes sustentados en la esclavitud.

Este es un trasfondo tratado con madurez, dónde las mazmorras son realistas y tienen una razón para estar ahí.

El Imperio del Trono Pétalo no es sólo el primer setting para D&D, sino que al igual que ocurre hoy en día con reinos Olvidados, en su momento fagocitó parte del propio juego, incluyendo en sus reglas importantes modificaciones, como por ejemplo en lo que se refiere al combate, siendo editado en primer lugar de forma independiente en 1974, y luego de manera condensada, en caja, con mapas y ayudas de juego y bajo la tutela de la compañía de Lake Geneva. Algo que no duraría, pues por hartazgo de su autor respecto al trato recibido en TSR, el trasfondo terminó disgregándose en una dirección distinta a la del juego de Gygax.

Antes, todo esto era campo.


Pero esta historia es de las que terminan bien. En 2008 Barker constituyó la Fundación Tékumel, junto con algunos de sus jugadores con los que había compartido más años de mesa, para preservar y gestionar los derechos de su obra en el futuro. Hoy en día, pese a la muerte de Barker en 2012, la caja de Tékumel se sigue fabricando bajo encargo gracias a Tita´s House of Games, y al mismo tiempo, James Maliszewski del blog de Grognardia, ha recopilado en el fanzine The Excellent Travelling Journal buena parte de lo publicado en la época de TSR, además de aumentar significamente otras zonas del setting más allá de Tsolyánu, el Imperio que da nombre a este trasfondo, con la aprobación de los amigos del autor. 

 

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Tan interesante como inaccesible en Europa. Por alguna razón, el fanzine no lo editan en PDF.

      Se vende algún libro en las tiendas online, pero el material original habría que importarlo y no sale muy barato.

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  2. También hay una versión de Guardians of Order, con una versión modificada del sistema del BESM. A mí no me costó tanto conseguirlo

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    1. Lo sé. Tengo el BESM, pero no es un sistema que me haga mucha gracia :(

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