A causa de mi mudanza, buena parte
del material que poseía sobre mi idea de Dark Woods of Avalon se ha quedado por
el camino. No obstante, sí que dispongo de suficientes cosas como para ir
tirando someramente con lo que hay.
A continuación, me gustaría mostraros en varias entradas, un pedacito de lo que he ido construyendo respecto a la ambientación.
Aquí hay Dragones, Parte Primera, (Una brevísima introducción a la ambientación de Dark Woods of Avalon)
A continuación, me gustaría mostraros en varias entradas, un pedacito de lo que he ido construyendo respecto a la ambientación.
Aquí hay Dragones, Parte Primera, (Una brevísima introducción a la ambientación de Dark Woods of Avalon)
Podría
aburriros, querido lector, con largas disertaciones y sofismas sobre el planeta
Elicia (el lugar sobre el que se asientan las tierras de Avalon), sobre si su
tamaño es tres o cuatro veces más pequeño a ese otro al que llamáis Tierra, y
sobre si el sutil ángulo de inclinación del plano de la existencia sobre el que
orbitáis, impide la posibilidad de que podáis vernos con claridad.
Esta pequeña
“luna” que vigila vuestro displicente paso en el firmamento, posee la
peculiaridad de discurrir de forma que una de sus caras permanece siempre en la
más absoluta oscuridad, de manera que disculpad si cuando utilizo el término
“criaturas de la noche”, lo haga de un modo, más bien pragmático.
Como imagino que habréis deducido de la
existencia de una cara oculta, en nuestro planeta no existe aquello que llamáis
estaciones.
Nuestro
clima, en cierto sentido, posee un lejano parecido con el que existía en
vuestra Tierra mucho antes de que vosotros la habitarais. Violentísimas trombas
de agua y tormentas de inusitada ferocidad forman parte de nuestra vida
cotidiana, además de terremotos y otros fenómenos telúricos sumamente
alarmantes, que conforman el paisaje de un mundo aún joven en comparación al
vuestro.
Al menos nosotros supimos desde el principio, que nuestro mundo NO era plano, ¡vano consuelo!.
Al menos nosotros supimos desde el principio, que nuestro mundo NO era plano, ¡vano consuelo!.
Las tierras
de Avalon, como podéis ver en el mapa que se halla sobre mi mesa, se encuentran
situadas al borde de la cercana Oscuridad. Nuestra patria es verde y hermosa,
lejanamente similar a las islas del folclore tradicional gaélico, aunque mucho
más cruel; cargada de magia e historia, y salpicada de románticos acantilados
en casi todas sus costas.
Umbríos
monumentos megalíticos y otras construcciones de piedras jalonan el solitario
paisaje de este vasto país de bosques oscuros, naturaleza salvaje y
sobrecogedores dragones durmientes.
Nuestras
hacendosas ciudades, son como un escaso reducto de civilización, apenas un
vergel de violentas callejuelas dónde el humo de las tabernas y los barriles de
ginebra corren lejos, pero no más que la sangre de los diferentes clanes en
disputa.
Pese a todo,
estas ciudades son lugares dónde la ley (aunque no siempre sea la del rey, ni
especialmente justa), se hace respetar, ya que como dice el refrán, “nunca
llueve dentro del pub”. Sin embargo, la hospitalidad más allá de sus muros es
un bien escaso, que brilla por su ausencia así como no relucen los stieres cuando la bolsa se haya
vacía.
Las tierras
anteriormente bajo el dominio de nuestro bienhadado Rey Roland, ahora
prisionero de su hermano, y aquellas otras que le corresponden por derecho,
comprenden la isla de Brithainn y la parte más al norte del cercano continente,
aquella que llamamos Doriciel. Al
suroeste de Brithainn y en las cercanías del canal de Keilteach, se encuentran
Lyonesse, la tierra de los hombres libres, con quien mantenemos numerosas
cuitas, y al norte de ésta, se halla Caerfeddwidd, la Maligna y Maldita Isla
del Caos, y el resto de las islas
exteriores.
La zona más al norte de Brithainn queda dispuesta entre la remota región
de Labrynthia, la pálida región de los lagos del norte, las Montañas del Este y
la distante península de Rhiannon, ya bien entrada en la Noche. Más allá, al
otro lado del Mar de los Naufragios se encuentra Thule, los remotos dominios
del más acérrimo de los enemigos de Brithainn.
No sabemos mucho más acerca de lo que se encuentra más allá y lo que se
sabe sobre el resto de países adyacentes es lo suficientemente impreciso como
para no ayudarnos en demasía en relación con principal tema que se nos
plantea...
No me esperaba que convirtieras el mundo este en un planeta cercano a la Tierra, se me hace chocante, XDD. Igual cambiaría en ese relato el término de planeta por algo que suene más medieval, vamos para que mantenga el ambiente, por lo demás, un gran texto como siempre^^
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