Esta es la última entrada del año. Tal vez debería felicitaros y todo ese rollo patatero, pero ese no es mi estilo, y además, estoy seguro de que encontraréis muchos blogs distintos de éste con sesudas entradillas, reflexiones y propósitos de año nuevo como para aburrir al más santo; así que en lugar de ello, he preferido seguir a lo mío y volver al tema de los juegos, (para variar).
Viendo las últimas entradas del mes, me he estado dando cuenta de que no he sido portador de muy buenas noticias. Hoy venía con este rumor bajo el brazo: Warhammer Fantasy podría dejar de existir. Toda una bomba bloguera, que preferiría que leyerais en La Taberna de Laurana, lugar dónde se explica más detenidamente de qué va la cosa y qué consecuencias podría acarrear.
Pero volviendo a lo que nos interesa, mientras pensaba cual podría ser el tema de mi siguiente aparición, me di cuenta de que aunque 2013 ha sido un año satisfactorio en muchos aspectos, otras facetas (léase "mis gustos personales") han quedado un tanto desatendidos.
Imágenes del HARP Roleplaying, quizás uno de los que más se ajustan a mis preferecias, pero aún sin un trasfondo que me llene y con una cobertura por parte de Iron Crown un pelín deficiente. |
Viéndolo en retrospectiva, los juegos que mayor satisfacción me han dado en lo que a espada y brujería se refiere han sido, de una parte, Dungeon Crawl Classic y Lamentation of the Flame Princess, y de otro, Torchbearer como debutate en solitario en el papel de libro que se desliga por completo de la tradición rolera D20...Bueno, DCC también, pero eso es cuanto menos, cuestionable en según que aspectos estemos analizando.
En fin, que a pesar de todos los buenos momentos, he estado haciendo de menos un juego de rol dungeonero que...
a) No sea otro retroclón como los demás y no use D20.
b) Sea duro como un clavo en un ataúd, y sangriento como sólo el género de la fantasía oscura y Cthulhu saben confeccionar.
c) Tenga tablas de críticos como dios manda o algún invento de carácter análogo.
d) Ser un juego de dungeons no está reñido con tener una ambientación mínimamente creible.
Pues en estas reflexiones me hallaba, cuando de pronto dí de bruces contra todo un clásico del mundo de PC que vuelve en su formato original, es decir, cuadrículas pasito-a-pasito, laberínticos dungeons de factura cuanto menos diabólica, y acción en primera persona al estilo de The Eye of the Beholder y Elvira.
Abajo, a la derecha, hay flechitas para poder dirigir a tu grupo de aventureros según la dirección que te convenga. Algo que no veía en un videojuego desde hace casi dos décadas. |
Y no, no me estoy refiriendo a Legend of Grimrock II o Etrian Odyssey; el juego del que hoy quiero hablaros es Might and Magic X: Legacy. Una aventura de estilo arcaico para un rolero a la antigua como yo, que se jacta de recuperar un género que todos creíamos bien muerto y enterrado.
Recuerdo haberme iniciado en esta saga a partir de la sexta entrega, The Mandate of Heaven. Fue en su momento, un pasatiempo que me llevó muchísimas horas pateándome a fondo las tierras de Enroth para salvar al reino de una terrible infestación de demonios y otras muchas corruptelas diversas a la par que sectarias. Era increíble, para la época, la cantidad de opciones que presentaba aquella diversión, muy a la altura de la serie Ultima o su contemporáneo, Elder Scrolls: Daggerfall.
Ernesto Sevilla en el papel de Robin de los Gañanes, eso era Might & Magic VI ¡no te digo ná y te lo digo tó! |
Mucho se habló por aquel entonces que el resurgimiento de una leyenda, en el sentido de lo que suponía aquel programa como revival de un género que hoy, como en aquellos momentos, vuelve a resurgir para ofrecernos una forma de entretenimiento que nunca debió haber pasado del todo de moda.
Me estoy poniendo melancólico, lo sé. Pero a falta de un buen JdR de lápiz y papel, que sea capaz de tomar el toro por los cuernos y ofrecerme ese estilo, ese peculiar saber hacer tristemente caído en el olvido, creo que de cara al año que viene, ya tengo apuntada en mi lista de cosas por hacer: Echarle un tiento a esta nueva encarnación de aquella época dorada que parece regresar desde los lejanos noventa.
Es posible hacer lo de antes, pero con los medios de ahora. Esto no hace que lo bueno deba perder necesariamente su vigencia. |
Dicen que las modas son cíclicas. Me gustaría pensar que junto a ese concepto, aún queda margen para la mejora de lo clásico, sin necesidad de que todo ello pierda su esencia, ¿verdad Quinta Edición de D&D? Esperemos que este juego lo consiga mientras aún sigo buscando ese poquito más que he venido hechando en falta este último año.