Esta mañana saltaba la noticia en mi localidad: Una misteriosa mano amputada había aparecido en un descampado y la policía andaba dando vueltas como loca, buscando al propietario y al brazo ejecutor. Más tarde se descubrió que todo había sido una broma de Halloween, de unos estudiantes de medicina quienes habían tomado prestada la mano de un muerto que usaban en sus prácticas.
Adivina adivinanza, ¿cual será el tema de hoy? |
Lo mejor de la broma es la parte en que la multa llega a sus casas, pero eso ya os lo contaré en otro momento. Lo que quería decir es que a veces la vida da sorpresas dignas del libro del que quería hablaros, The Art of Discworld, de Paul kidby, un tipo que a veces puede pasar un tanto desapercibido, pero que siempre surge en mi susconciente cuando alguien me habla de la saga de Terry Pratchett. Sobre todo ahora que ando retomando la saga de la Guardia Nocturna y tengo ganas de partidilla a más no poder.
De izquierda a derecha, el Hombre del Pato, Viejo Apestoso Ron, Ataúd Henry y Arnold Ladeado...Jamás los hubiese retratado mejor. |
El grito de...¿Ricewind? |
Paul Kidby, por su parte, es un tío bastante curioso que comenzó su prometedora carrera como fabricante de dientes postizos y que sustituyó al difunto Josh Kirby en 1995, creo. Un tipo difícil de olvidar, no sólo por su trabajo para Terry Pratchett, sino también por sus pósters para La Vida de Brian, el Retorno del Jedi y algún que otro libro para el juego de rol de Warhammer. Una lástima que se trabajo no se haya visto reflejado en este libro, pues su obra es parte fundamental de la del propio Terry Pratchett.
Eso hubiera sido la puntilla perfecta para redondear un libro, por otra parte, prácticamente insuperable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario