miércoles, 19 de noviembre de 2014

El Desafío de los 30 Días: ¡Día 20!



¿Recuerdas aquel momento en el que se lio pardísima en una partida? ¿Qué pasó? 

¡Marchando!, comentaré algunos pecados, pero no mencionaré pecadores, que todavía son capaces de mosquearse:

Mis jugadores andaban en una partida de D&D en la cual ya habían subido a nivel 2-3. El mago (un drow de la infraoscuridad), iba delante y vigilando el túnel gracias a su visión subterránea cuando de pronto algo terrible ocurre: ¡Un enorme troll emerge desde las profundidades por sorpresa! Como el pasillo es estrecho y el mago se niega a dejar pasar al guerrero para que ataque a la bestia, el guerrero aguarda a que el mago prepare su primer conjuro para atizarle un sonoro puñetazo en la nuca con su ataque de oportunidad, dejándolo inconsciente, y pasando por encima de su cuerpo a golpear a la criatura. 

Probablemente aquello salvó al ambicioso mago de una muerte casi segura, pero la bronca que se lio después fue inevitable, y el pique entre jugadores duró unas cuantas partidas.

¿Y yo qué?

¿Otra? Más D&D. El paladín camina cubriendo la retaguardia en un peligroso descenso hasta una antigua tumba de un hechicero. El grupo descubre una nueva cámara funeraria y una nueva amenaza en forma de arañas de fase. Mientras el grupo lucha desesperadamente por su vida, el paladín vuelve sobre sus pasos, cierra la puerta, ¡y llama educadamente antes de volver a entrar! Aquello le costó la pérdida de sus poderes, la muerte de algunos de sus camaradas de armas, y una buena discusión sobre por qué diablos había hecho tal cosa.

Con estos bichos, nunca se sabe si vienen o van. Así que más te vale ser educado.


¿Otra? Cambiamos ahora a Rolemaster + Tierra Media. Cerca de la Puerta de los Trasgos, un grupo de bandidos ha tomado como rehenes a los miembros más destacados de un pequeño pueblo, exigiendo tributo por su liberación. El osado montaraz camina con paso firme y a campo abierto hasta la torre dónde se ocultan los malos. El osado montaraz pone un pie en el umbral sin recibir ni un solo flechazo, en plan Bailando con Lobos. El osado montaraz cae por una trampa de estacas y queda ensartado. El mosqueo más incomprensible de todos los tiempos estaba servido…


Matar me mataran, pero una ostia la llevan...

De estas hay tantas, que muchas veces no sabe uno ni cual elegir.,,

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