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miércoles, 13 de diciembre de 2017

Desafío de los 30 días, día 13



13.- ¿Videojuegos que te resultaron inspiradores?

Ha habido muchos videojuegos que me han resultado o que me resultan inspiradores. Recuerdo con especial énfasis, en mis comienzos roleros, las aventuras conversacionales y en concreto Jabato, de Aventuras AD.

En esta ocasión, la portada sí que representaba fielmente todo lo que encontraríamos en el juego. Incluido lo de los insectos gigantes.


Aventuras AD fue una empresa freelance que en su día se desligó de Dinamic en el 87, para diseñar este tipo de videojuegos.

Por si alguien no sabe de qué va la cosa, las aventuras conversacionales son las precursoras directas de las aventuras gráficas. La diferencia con éstas era que no existían verbos sobre los que cliquear como en Monkey Island (eso fue cosa de Ron Gilbert), sino que en su lugar, debíamos teclear las acciones a realizar mientras que el juego interpretaba cada entrada correcta, provocando una nueva situación.

Actualmente, existe algún juego de rol que pretende emular ese mismo estilo de aventura, como por ejemplo Action Castle, y me consta que el estilo narrativo de Gygax, al menos en los viejos tiempos, se parecía un poco al de los textos de esa clase de videojuegos.

Pues bien, la calidad de esta aventura era asombrosa. Representábamos el papel del Jabato de los cómics, que debe rescatar a su amada Claudia la cual se encuentra presa en tierras lejanas. Comenzábamos siendo prisioneros en una cárcel romana debiendo escapar, atravesar la Galia, llegar a Sagunto, pagar un pasaje a África y salvar a Claudia de las garras de una malvada secta egipcia.

No os podéis imaginar la enorme tensión que me provocó el hecho de salir al pasillo desde la celda la primera vez tras asesinar al carcelero en un descuido. Eran videojuegos en los que el más mínimo fallo lo pagabas con tu vida. 


Se trataba de una aventura sensacional en la que nos acompañaban nuestros fieles compañeros, Fideo y Taurus, los cuales poseían su propia inteligencia artificial y podían meternos en problemas si se aburrían más de la cuenta.

En su momento, estuve tan inmerso en esta aventura que llegué a aprenderme buena parte de la misma de memoria, juzgándola posteriormente de forma verbal con mis compañeros de un campamento de verano. La experiencia tuvo mucho éxito y de hecho, me hicieron repetirla al menos tres veces más hasta llegar al final.

A este videojuego y a Megacorp de Dinamic, les debo buena parte de mis enseñanzas como director de juego. Con ellas aprendí a cómo presentar una escena antes de descubrir mis primeras aventuras de D&D, de las que poseían sus propios párrafos para leer en voz alta.


La portada de Megacorp era del todopoderoso Azpiri. Es difícil resistirse a un videojuego con un reclamo como ese con independencia de lo que luego te encontrases. 


Megacorp era mucho más directo y sesudo, y por desgracia me terminaban matando muy rápido, de manera que nunca fui capaz de avanzar mucho en la trama. En este juego encarnábamos a un androide mercenario a las órdenes del Imperio, cuyo cometido consistía en liberar un misterioso e inexplorado planeta del dominio de la Confederación.


A esto lo jugaba yo con gráficos CGA. Lo que es milagroso es que todavía conserve la vista.


Les debo mucho a estos dos juegos. Pero tampoco hace falta que nos remontemos tan lejos. Otros videojuegos que me resultan inspiradores son Demon´s Souls, al que considero pura poesía audiovisual o Zelda Breath of the Wild, que me ha aportado muchas ideas en materia de exploración y partidas en plan sandbox. El primero es como Clásicos del Mazmorreo pero en tono japonés, mientras que al segundo, cualquier enamorado de lo de patear hexágonos debería echarle un vistazo.

Pero mi mente nunca descansa. Recientemente descubrí una preciosidad de juego indie que se llama Enter de Gungeon. Este es un videojuego de mazmorreo en el que el contenido se genera de forma procedural. A su vez, La Última Frontera presentaba no hace mucho una entrada que hablaba de las matrices de encuentros aleatorios. Al mismo tiempo, yo conocía este proyecto inacabado de la web de Sword Peddler, que llevaba muchísimo tiempo sin tocar. Bueno, pues gracias a Enter de Gungeon se me iluminó la idea de que podría combinarse una drop table como la de Sword Peddler con las matrices de encuentro de La Última Frontera para generar mazmorras de modo procedural con sus enemigos y detalles de una sola tirada.

Así que las ideas siguen estando ahí. Y el mundo de los videojuegos es una de mis grandes aficiones junto con el rol, el miniaturismo o el coleccionismo de cómics.


Y eso creo que es todo por hoy. Mañana mismo, ¡más cosas! Si os ha gustado esta historia, podéis leer sobre las anécdotas del resto de participantes del Desafío de los 30 Días pinchando por aquí.




2 comentarios:

  1. La aventura de Jabato me la terminé pasando yo también y te puedo decir el año en el que fue: en 1.999. Lo recuerdo perfectamente porque por aquel entonces estaba currando en mi primer trabajo de informática y una tarde me quedé atascado en la parte de egipto, porque no sabía un acertijo. Me acosté dándole vueltas al asunto y cuando me desperté por la mañana... tenía la respuesta. Se conoce que mi cerebro se quedó currando mientras yo dormía. Y me tuve que ir a currar, pasar todo el día pensando que sin duda la respuesta era esa y coño, ¡era esa! Pero solo lo descubrí por la tarde, cuando volví a casa y pude comprobarlo en el juego :D.

    Gran juego, sin duda.

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    1. No recuerdo en qué año lo terminé yo, pero sí que fue una satisfacción enorme porque me costó un mundo. No como el Zork, que se me quedó a medias.

      El juego poseía guiños a otros títulos como la Aventuran Original, y la parte de Marthus, el vampiro era en realidad una broma a uno de los componentes del estudio cuya novia por aquel entonces (Marta), le había dejado un chupetón en el cuello.

      Guardo muy gratos recuerdos de aquella etapa :)

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