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sábado, 10 de octubre de 2020

1001 proyectos en mente, 0 oportunidades

Hacía ya tanto tiempo que no escribía nada en el blog que incluso ha cambiado la interface de blogger y me ha costado encontrar detalles como las etiquetas que solía usar. Imagino que es una metáfora de lo que es mi vida, en la que lo que me cuesta es encontrar el tiempo y la concentración necesarios como para ponerme a escribir. Esto sería una buena noticia si se tratase de aspectos interesantes de la vida los que me tienen secuestrado de mis aficiones, pero ocurre que esos aspectos están siendo "interesantes" al estilo de una mirada de Charles Manson. 

Tengo pendiente una última parte de la serie de artículos sobre hexcrawling. Se trata de un cuadro resumen de dos páginas con un esquema de los procedimientos que Justin Alexander utiliza en sus sandboxes. Si ya me costaba antes, con la llegada del Scribus 1.5.5, nada de nada. No tengo cojones de ponerme a puñetazos con las tablas.

A ver, no es que no lo vaya a terminar, pero necesito tomarme un respiro antes de que tire el portátil por la ventana sin ni siquiera abrirla. Es difícil ponerse a cualquier cosa cuando mientras tu entorno te ametralla la cabeza constantemente con ruido blanco. 

También me gustaría traducir Troubles at Embertrees.

Es una minicampaña de cuatro páginas que apareció originalmente publicada en la White Dwarf inglesa número 34. De cuando la WD publicaba artículos interesantes y no sólo era un catálogo de sus mierdas. Troubles at Embertrees me parece muy interesante por diversos motivos. La aventura es un resumen de todo lo divertido de la escuela británica de D&D, (muy diferente de la escuela americana). Sólo hay que echar un ojo a módulos como Beyond the Crystal Cave o Night´s Dark Terror para ver que estos tíos iban a otro rollo distinto al de Gygax. Más denso. Con un trasfondo que presume que el lector no se va a tragar cualquier cosa. 

Además, la aventura sirve de antesala a Starstone: A Medieval Fantasy Campaign, que es un suplemento de baja fantasía que trasmite ese deje sombrío y peligroso que luego llegaría con Warhammer cinco años después. ¿Veis a dónde quiero llegar? Es proto-warhammer del palo de Pellinore. Vamos, hay motivos más que justificados para mirarlo. Y el nombre del Condado de Estrella Pétrea... ¿O tal vez Estrella Rocosa? Evoca aventuras. 

Luego tengo otra idea para medievalizar la Fortaleza de la Frontera. Si, ¿habéis notado que cuando pongo letras en cursiva parece como que la cosa suena mucho más intensa que mi esquema mental, que perfectamente podría estar dibujado por un niño de cinco años? Me refiero a medievalizar en plan bien. No como Lion & Dragón, que suena a algo de Hannah Barbera. Que se nos ha ido de las manos lo de poner dos cosas unidas con un ampersand. Que la OSR nos está dejando gilipollas.  

Medievalizar en plan bien...Ese juego se esmera tantísimo en forzar por vía rectal elementos realistas al interior D&D que elimina parte de lo fantástico de su ecuación. Es más fácil decir que los enanos son hostiles y viven bajo tierra, apartados del mundo civilizado, que buscarles un encaje que resulte verosímil sin renunciar a nada. Medievo es un término lo suficientemente amplio como para esforzarse un poquito más sin desmerecer a ese juego, que me gusta bastante. Aunque pueda sonar a otra cosa. 

Y esta es, en definitiva, mi lista de los reyes magos. No pido mucho. Me gustaría que algo de esto cristalizase en un futuro cercano. Ojalá. 

Os veo en próximas entradas. Cuando mis historias me dejen.