Jurri, el pícaro, manosea su juego de ganzúas y ágilmente, desliza una de ellas en la cerradura. Está atrapado, pero Jurri es habilidoso...Con un suave click, la trampa queda desactivada y la puerta cruje al abrirse, revelando un mal iluminado corredor.
Sin previo aviso, ¡los esqueletos surgen de la oscuridad tratando de acuchillar al grupo! Espadas, un repentino fogonazo, un crepitante conjuro y luego...Todo queda en silencio y el corredor sembrado de huesos.
Los rumores dicen que una conspiración criminal se oculta en las cloacas de Aguasprofundas. ¿Será verdad? Esas cerraduras y trampas estaban demasiado bien hechas, y alguien tuvo que enviar a esos esqueletos.
Bien, si alguien se oculta aquí abajo, ¡lo encontraremos y lo destruiremos!
Es raro no haber comentado anteriormente ninguna entrada sobre Eye of the Beholder. Más aún teniendo en cuenta que el Contemplador es con toda seguridad mi monstruo favorito para D&D, seguido muy de cerca por ese bastardo devorador de gemas que es el Xorn, aunque raras veces me encuentro en situación de usar ninguno de estos dos elementos en mis partidas, lo cual me produce frustración, por lo contradictorio que es que sólo me gusten las aventuras de bajo nivel, y al mismo tiempo monstruos tan poderosos. Eso me recuerda lo perentorio de traducir al castellano las E6 rules, y la importancia de que existan juegos de rol dónde no todo esté enfocado a ir subiendo niveles en una escalada de poder exponencial.
En Eye of the Beholder sí que tenías que subir niveles a tope, si no queríamos terminar así. |
En lo que respecta al tema que nos ocupa hoy, Eye of the Beholder es uno de los clones mejor conseguidos de Dungeon Master, otro de los juegos que algún día será entrada en este blog. Le guardo muy grato recuerdo al Eye, porque la primera vez que hice de jugador en una partida de D&D fue justo en Bajomontaña.
Yo ya había hecho de master durante unos cuantos años antes, pero tuve que esperar largo tiempo a unas jornadas para que fuera otro el que llevase el peso de la responsabilidad de dirigir, comenzando con aventureros de nivel 10.
Mi personaje era un nigromante, y a poco de descender a la mazmorra tuvo a bien en sufrir en sus carnes la ira, no de uno, sino de dos contempladores simultáneamente, con sus respectivos conos antimagia. Yo conocía Eye of the Beholder de antemano y aquello de poder jugar sobre el papel a algo parecido al programa de PC, fue como la consagración de una idea que rondaba por mi cabeza desde hacía tiempo.
El sistema de creación de personajes dicen que está basado en la segunda edición de AD&D, sin embargo, realmente es más sencillo. |
Ésta es una aventura el palo de la vieja escuela. Un despiadado dungeon crawler en primera persona en el que avanzamos por el mapa casilla a casilla, descendiendo gradualmente por el oscuro laberinto subterráneo de Bajomontaña, que en palabras del propio Elmister, es el más famoso campo de batalla donde conseguir una reputación como veterano aventurero...Y la mayor tumba de masas conocida de todo Faerûn.
A nuestro grupo, los Lores Embozados de Aguasprofundas lo han contratado para investigar un mal que viene de abajo de la ciudad, así que ni cortos ni perezosos nos hemos metido de cabeza en las cloacas, sólo para descubrir horrorizados que nos han tendido una trampa, y nuestra posible escapatoria ha quedado bloqueada tras un desplome provocado por alguna mano negra.
Comenzad la búsqueda bajo la ciudad, que veréis que risa. |
Así pues, ante la funesta perspectiva que morir olvidados en ese oscuro agujero sólo nos resta avanzar hacia lo desconocido, o en otras palabras, hacia los malvados planes de la Cofradía del Xanathar. Atravesando en nuestra andadura doce niveles repletos de monstruos y trampas, pasando por clanes de enanos y drows enfrentados entre sí, y lidiando con toda suerte de peligrosas criaturas hasta un espantoso epílogo en el que se quedaron sin memoria y una pantalla azul nos daba un "vale por un final de verdad".
No se puede pasar por alto que en la caja del juego aparecía como coletilla A Legend Series Fantasy Role-Playing, Volumen I, de manera que toda esta historia se convertiría a la postre en una legendaria saga de rol, cuyas dos primeras entregas corrieron a cargo de la fabulosa Westwood, mientras que el despropósito de la tercera fue cosa de SSI. Westwood, por su parte, pasó de firmar dos de los juegos más emblemáticos del género, a una nueva serie con tanto o más renombre si cabe, como fue Land of Lore, que conservaba y aumentaba todo lo bueno que se había aprendido en su colaboración con TSR.
Había momentos en los que el master nos iba narrando la historia, y misiones secundarias bastante escondidas incluso más allá del libro de pistas. |
Hoy, en 2017, quizás para los más jóvenes resulte difícil imaginar lo transgresor que pudo llegar a ser este juego en su día. Fue de las primeras experiencias de inmersión jugable además, con las reglas de AD&D, que se atrevió a narrar toda la aventura en absoluto 3D. También fue el primer juego de este estilo en VGA, lo que significaban los gráficos más extraordinarios vistos en aquel momento en un juego de rol. Y a pesar de no ser perfecto, ya no sólo por el final, sino porque la instalación del juego era perrísima, la interface incómoda y sólo podíamos guardar una única partida, sentó las bases de juegos más actuales como Skyrim, que ahora incluso puede jugarse en VR, algo que por aquel entonces no se nos hubiera pasado por la cabeza. También fue uno de los responsables en dividir la opinión de los jugadores entre los que preferían la extraña perspectiva de Pool of Radiance o la innovadora primera persona iniciada por Dungeon Master.
Quizás en aquel entonces, cuando todavía no estaban asentadas las bases del género, esa era un debate con cierto sentido. En estas fechas, poco importa Elder Scrolls o Pillars of Eternity, ya que ambos son muy buenos juegos y la discusión el enfoque técnico es algo que la mayoría de las veces resulta pueril.
Juegazo donde los haya. Me he pasado horas y horas jugando a este gran clásico, mapeando los niveles, buscando pasadizos secretos golpeando las paredes, administrando el equipo de los aventureros y....muriendo. Muriendo muchas veces.
ResponderEliminarUn saludo, y gracias por la reseña.
Muriendo mucho! yo también lo recuerdo así. De hecho, pensaba que moría tanto porque cuando cayó en mis manos en su momento, era demasiado complejo para mi edad. Sin embargo, cuando lo jugué años más tarde, puedo dar fe de que era un juego complicado y con mala leche de igual modo.
EliminarEs verdad que el final era un cortapunto de los güenos, pero eso no quita la satisfacción de acabar esta locura de juego. Mazmorreo clásico de verdad.
ResponderEliminarSi. La versión de Amiga sí que incluían un final animado y en condiciones. Es una de las razones por las que siempre quise tener un Amiga 500...De hecho, creo que escribí una entrada sobre esos gimoteos de mis tiempos mozos XD.
Eliminar