La Metalizada Región de Midgard
En fin, aclarado todo lo referente a temas políticos,
pasemos ahora a profundizar sobre algunas cuestiones en todo este asunto.
Figúrate una zona altamente industrializada con casinos,
cabarets, chicas pin up y otras extravagancias, en pleno centro del
archipiélago de Ohoyashima.
Y figúratelo porque es verdad: Apenas queda nada verde ese
agujero, aunque hay que admitir que posee lugares interesantes, como la Prisión de Skyhold, o
las Seis Ciudades Liberadas con sus asombrosos focos iluminando al cielo y sus
casinos, el Reactor 51, y el Gremio de Alquimista de las Hemanas de la Rosa de
Ibara. Unas chicas de aspecto pin-up y muy mala baba.
La capital de la
Confederación de Metal es Midgaard, la cual creo que ya era capital de un vasto
imperio relacionado con el sol naciente mucho antes del Ragnarök…Nunca atendí
demasiado en clase de historia.
Midgaard es una de las grandes
maravillas de la era de la industrialización. Construida en varios niveles en
vertical y cubierta de encapotados cielos de hollín.
En este país las cosas funcionan asombrosamente bien, lo cual es
bastante inusual: Su famoso tren, Kiniro no Yami, y sus naves voladoras salen siempre puntuales, y
quien afirma lo contrario pronto descubre que la disidencia no es bienvenida
cuando es visitado por los hombres de la Corporación Houmei.
El resto del país son fábricas y más fábricas, mafias, drogas, ruletas
rusas y en resumen, un nido de corruptelas relacionadas con la industria pesada
del metal que carece de recursos propios, pero que teniendo al lado a las islas
que componen el País de Madera, creo que no tardarán mucho en arrasar con lo
que pillen.
El Arco
de Marillion
Aunque es de saber
popular el hecho de que Marillion es la mayor y principal de las tres Islas que
componen el País de Madera, no es menos cierto que existen al menos otras dos
islas menores dominadas por los elfos y conocidas como Hvergelmir y Ringfort,
que juntas conforman lo que se conoce como el Arco de Marillion, un lugar
salvaje y corrompido de escarpados acantilados, recónditas e inaccesibles calas
y bosques de color esmeralda.
Una vieja historia
cuenta que hace mucho tiempo, los Elfos Oscuros que habitaban el País del Agua
y los elfos de Madera entraron en conflicto.
Durante innumerables
años guerrearon. Hasta que los malvados hermanos de los actuales elfos
consiguieron desatar una maldición sobre sus vecinos.
Despertando los terroríficos poderes del Viejo
Dios
Dragón Nidhogg, esperaban destruir a sus enemigos, quienes paradójicamente y a
causa de la naturaleza caprichosa del dragón, fueron los únicos no afectados.
Desde entonces el Reino del Agua de Mu pasó a formar parte de leyenda como algo
que sólo aparece mencionado de pasada en los textos antiguos. Sin embargo, y
antes de que el dragón fuese derrotado, la naturaleza de las islas fue
pervertida por completo y enormes bestias parecidas a insectos surgidas de los
huesos del dragón comenzaron a campar a sus anchas por el desolado páramo de la
batalla, extendiendo con su muerte el crecimiento de la exuberante vegetación y
engullendo con ruina las ancestrales ciudades de los elfos. Aún pasados los
años y olvidadas las historias, a este extraño lugar se le conoce como el
Bosque del Miasma, aunque los elfos que viven a su sombra lo llaman el Bosque
de Shinju. Un lugar en el que resulta muy fácil perderse y aún más fácil
espicharla.
Pese a la crisis suscitada tras la muerte del abuelo Mugen, (quien
gobernaba el País de la Madera), y las numerosas pruebas que apuntan al
Emperador Zero, los elfos todavía continúan manteniendo el tratado de
armisticio aliado signado con la Confederación del Metal.
Su nieta, Gwendolyn, es la que gobierna ahora la casa de
forma tradicional, con ayuda del poder de los mushi, espíritus
ancestrales con forma de insecto, (y su larga pipa de barro), la cual le
confiere un aire bastante precoz.
Hay gente que dice que en algún lugar del Bosque del Miasma,
más allá de las tribus de elfos, las mortales Plantaojerosas, korobokuru y las
Hadas Sonadoras armadas con armas pesadas existe todavía una poderosa Ciudad de
los Ancestros guardiana de arcanos y milenarios secretos. Sin embargo, ¿quién
soy yo para afirmar tal cosa?
Siroque, el País del Viento Brillante
Siroque comprende
tan sólo dos islas. Una mayor de cuya capital, Titania, recibe su nombre, y
otra mucho más pequeña pero no menos interesante, conocida con el nombre de
Arland. Ambas están unidas e interconectadas por un istmo artificial anterior a
la época del Ragnarök denominado Hiodoshi, a través del cual corre un
ferrocarril, en numerosas ocasiones al mismo nivel del mar. Arland permanece
parcialmente ocupada a raíz de crisis en el país de los enanos, donde numerosos
Forjados por las Runas se revelaron. Se
suponía que dichos constructos debían ser esclavos pero los Forjados resultaron
ser más codiciosos que los propios enanos y
en lugar de trabajar, se dedicaron a saboteaban las minas para provocar
“cuantiosos conflictos laborales” que luego usaron como pretexto para amotinarse.
Se les subieron a las barbas, nunca mejor dicho; y como los enanos, como no
tenían muy claro cómo deshacerse del problema, contrataron mercenarios para que
les sacaran las castañas del fuego. Y lo hicieron. Los Forjados por las Runas
emergieron a la superficie desde el Reino de Piedra de los Enanos y cuando los antiguos gobernantes del País del
Viento se encontraron con el problema en sus tierras y quisieron devolverlos a
casa, los enanos le acusaron de ser unos embusteros, y alegaron no saber nada
sobre el tema. A día de hoy se aglutinan en torno a la pacífica Ciudad de Soma,
antaño desocupada, conviviendo y comportándose como si fueran humanos,
fabricando golems de piedra tal y cómo les enseñaran los enanos, y participando
de una floreciente industria turística que gira en torno a las ciudades
costeras de Arland, sin que el problema tenga visas de solucionarse.
Por esta razón el País del Viento Brillante es ahora el más
cercano al Continente de Ouroboros por el Oeste, inalcanzable a causa de las
fuertes corrientes que azotan el pequeño mar interior que separa esas tierras,
conocido como el Kaze no Umi. La Isla de Titania también se halla a medio
camino del Arco de Marillion y Midgard, y al norte del cercano País de Fuego.
Siroque es un montañoso país de contrastes, con numerosas
aldeas y ciudades imposibles franqueadas por los molinos de viento, campos de
arroz y otros cacharros estremecidos por la energía eólica. Sus fantásticas
fortificaciones medievales de piedra y madera que encuentran su máxima expresión
en el Brisingamen en la capital suspendido en el aire entre nebulosos picos
secretos por el poder de las Manzanas de Iðunn.
El País del Viento Brillante es también, una vieja potencia
militar heredera de la nación que originariamente comprendía el archipiélago de
Ohoyashima, de la cual se escindieran las principales ciudades que ahora
componen buena parte de la Confederación de Metal.
Hace mucho que su líder, Kurogane Dono, el viejo samurái a quien todos conocen como el
Caballero Negro no salía de sus aposentos privados, por lo que no hay modo de
saber cuánto tiempo transcurrió desde que lo asesinaran hasta que trascendiera
la noticia. Aunque la mayoría de sus generales, partidarios de la conspiración
opinan que fueron, sin lugar a duda, los elfos los que llevaron a cabo dicho
sabotaje… ¿Quién si no? Dado que es sabido por todos que la nación alberga como
sus máximos tesoros dos de las manzanas del Árbol de Iggdrasil, del cual esta
testaruda raza antisocial se ha autoproclamado guardián a través de los Lilien
Knights. Unos exaltados que utilizan la tecnología en contra de la tecnología
(algo así como combatir el fuego con el fuego).
En cualquier caso, el heredero del hechicero Black Label
está muerto y enterrado y su dominio de los vastos cielos a través de la Flota
Dorada de Kakusei, una inmensa armada de máquinas de guerra, fortalezas
volantes y armaduras de combate, movidas y retroalimentadas por la fuerza de la
ventisca, se halla temporalmente inmovilizada en sus puertos, a la espera de un
gobierno que el viento todavía no ha sido capaz de traer.
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